domingo, 25 de enero de 2015

LA FUNCIÓN DEL SÍNTOMA

La visión sistémica del síntoma se apoya en el concepto de circularidad, donde todos los miembros del sistema familiar tienen influencia sobre todos.

El síntoma de un miembro del grupo familiar representa un funcionamiento familiar disfuncional, para comprenderlo, al síntoma, se debe poner la mirada no solo en el portador, en el paciente identificado, sino también en el sistema familiar circundante, ya que el síntoma cumple, entre otras, la función de mantener el equilibrio de dicho sistema. El estudio de la conducta sintomática y la terapia misma deben ser asumidos en términos relacionales.

Otras de las funciones que el síntoma ejerce en el sistema familiar, son definir la situación donde el panorama es confuso, salvaguardar al portador del síntoma, desviar la atención de problemas mayores, reajustar fuerzas dentro del sistema familiar, redefinir el estatus de los diferentes miembros del sistema, y por último, la función más esencial de todas, es que el síntoma puede constituir un motor de cambio familiar ante una situación de disfuncionalidad, en este sentido, es importante tener en cuenta el hecho paradójico de que el síntoma, a pesar del sufrimiento que puede llegar a generar, no es un enemigo de la familia, sino un vehículo de cambio hacia la funcionalidad.

El síntoma es una excusa para la terapia, así pues, el objetivo terapéutico va más allá de la erradicación del síntoma en el paciente identificado; el fin último del profesional es que la familia logre, a partir del acompañamiento y la ayuda terapéutica, detectar y modificar las dinámicas disfuncionales, reestructurándose como sistema.


“la solidité d’une chaine est celle de son maillon le plus faible”


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